Con motivo de la fiesta popular de Sant Jordi en el artículo de esta semana queremos explicaros un poquito de la historia de la farmacia en esa misma época.
Jorge de Capadocia es el nombre de un soldado romano que vivió múltiples campañas. Fue mártir y santificado posteriormente. Era muy popular en la edad media donde tiene sus orígenes la profesión de farmacéutico ("boticario").
Durante mucho tiempo, la medicina y la farmacia permanecieron profesionalmente unidas. Los médicos tenían sus propias tiendas de medicamentos. Allí elaboraban y vendían sus remedios, y era frecuente que cada médico tuviese sus remedios secretos, que él mismo elaboraba y eran la base de su prestigio.

Pero paulatinamente van aumentando sus conocimientos y la complejidad de las fórmulas. El médico deja de serle práctico y ventajoso el ejercicio de la farmacia, que le impide dedicarse a la clínica. Así que delega funciones en subordinados que van adquiriendo conocimientos hasta transformarse en artesanos especializados. Estos se convierten en maestros boticarios que enseñarán a aprendices transmitiendo sus conocimientos. Esta diferenciación se da gracias a la aparición de las organizaciones gremiales, naciendo así la profesión del boticario.
Como sabemos, los árabes le dieron gran impulso a la farmacia y además la organizaron en su estructura, estableciendo las primeras farmacias privadas en Bagdad hacia finales del siglo VIII; escribieron las primeras farmacopeas; preservaron la sabiduría greco-romana pero le añadieron, gracias a sus recursos naturales, jarabes, confecciones, conservas, aguas destiladas y líquidos alcohólicos.
Todavía se conservan algunas colecciones de bellos frascos de porcelana de las “apothekas” (boticas) donde se guardaban las diferentes hierbas medicinales, con su correspondiente nombre en latín.
Hoy en día muchos de esos remedios se siguen utilizando. Es importante saber lo que tomamos y para que lo hacemos, se recomienda el asesoramiento profesional y de personal formado en la materia a la hora de adquirir estos productos, pues cada persona es un universo y no todos los preparados naturales son adecuados para todo el mundo y no todos los productos naturales son buenos.
Por ejemplo la toxicidad de la "cicuta" para el hombre se conoce desde épocas remotas. Ya en el juicio a Sócrates desarrollado en Atenas en el año 399 a. C., los fiscales Ánito, el orador Licón y el poeta Meleto; acusaron al filósofo de negar la existencia de los dioses de la ciudad, obrar contra sus leyes y subvertir a la juventud. Sócrates, que entonces tenía 70 años, fue encarcelado y pocas semanas después obligado a beber una copa de cicuta. La inducción al suicidio mediante la cicuta era un método común en la antigüedad.
Nos despedimos hasta muy pronto, y ya sabéis que para cualquier aclaración o consulta no dudéis en dejar vuestro comentario o venir a vernos a la farmacia.