“La memoria es una de nuestras funciones cognitivas básicas y es imprescindible para el desarrollo del lenguaje y el aprendizaje.”
Una gran cantidad de neuronas y neutotransmisores ubicados en la parte del cerebro que conocemos con el nombre de “hipocampo” hacen posible nuestra capacidad para recordar y almacenar información. Estas capacidades son fundamentales para nuestra supervivencia. El envejecimiento y ciertas patologías hacen que nuestra memoria se vea reducida, pero también disponemos de algunas sustancias que nos pueden ayudar a mantenerla en buena forma.
Llamamos función cognitiva a todas aquellas habilidades mentales que nos permiten adquirir nuevos conocimientos como son la memoria, el aprendizaje, la organización, planificación y resolución de problemas, concentración, atención, lenguaje, comprensión de nuestro entorno o la capacidad de desarrollar operaciones matemáticas.
Gracias a la memoria, la información que adquirimos, es codificada, almacenada y consolidada dando lugar al aprendizaje y es gracias a éste que adquirimos conocimiento sobre nuestro entorno. De esta manera, podemos afirmar que la memoria es fundamental para la correcta percepción de lo que nos rodea.
La concentración es la capacidad de mantener la atención y es limitada puesto que nuestro sistema cognitivo no puede atender y procesar varios estímulos al mismo tiempo. Es imprescindible para el aprendizaje ya que evita la saturación, la sobrecarga y los errores en la percepción.
Como hemos dicho al principio, el “hipocampo” es el encargado de la memoria a largo plazo y está íntimamente vinculado a la motivación de aprender. Por esta razón, nuestra capacidad de aprendizaje va a depender en gran manera de nuestra motivación.
Existen dos tipos de memoria
Seguro que has oído hablar alguna vez de los dos tipos de memoria de los que disponemos: la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo.
Es decir, aquello que nuestro cerebro ha almacenado (consciente o inconscientemente) y podemos recordar de nuestro pasado más cercano (dónde hemos dejado las llaves por ejemplo) o nuestros recuerdos más lejanos (el nombre de aquel profe de primaria a quien tanto apreciábamos).
¿Qué factores influyen en la memoria?
El estrés, la falta de sueño y el envejecimiento pueden alterar nuestra memoria y nuestra capacidad de concentración. Con la edad aumentan los niveles oxidativos e inflamatorios y se produce la neurodegeneración que hace que vayamos perdiendo nuestras capacidades de memoria y atención. Sin embargo, la ciencia aún estudia este proceso, ya que se ha descubierto que nuestro cerebro es moldeable gracias a la neuroplasticidad del mismo. Esta plasticidad neuronal es la capacidad de nuestro sistema nervioso para modificarse en función de los estímulos (internos y/o externos), mediante la reorganización de sus conexiones y funciones. Ya se sabe que esta capacidad para modificar las vías de conexión y la eficacia de nuestras neuronas está íntimamente relacionada con nuestra capacidad de aprendizaje y nuestra memoria. Así se puede afirmar que el cambio de hábitos y el entrenamiento sensorial es fundamental para la recuperación de posibles lesiones cerebrales.
Sustancias que mejoran la memoria
Un estilo de vida saludable (alimentación adecuada, un buen descanso y ejercicio físico) es imprescindible para la concentración y la memoria. Además hay algunas sustancias naturales nutricionales que podemos tomar para ayudar a nuestra memoria y capacidad de atención:
Ácidos Omega-3 Responsables de la neuroplasticidad cerebral. Algunos estudios han demostrado que la suplementación con estos ácidos grasos puede tener un efecto positivo en la función cognitiva de adultos mayores con deterioro cognitivo leve.
Colina Actúa como neuroprotectora y, a pesar de que el cuerpo humano la sintetiza en cantidades pequeñas, podrían ser insuficientes. Es buena idea tomar este suplemento para ayudar a proteger nuestras neuronas.
Polifenoles Muy útiles para reducir el estrés oxidativo y con efecto neuroprotector. Se encuentran en el té, el cacao, las frutas, las verduras, la cúrcuma y las uvas. Mejoran la cognición y aumentan la resistencia del deterioro cognitivo relacionado con la edad.
L-tirosina Es un aminoácido que nuestro cuerpo fabrica y es precursor de la dopamina y la noradrenalina. Se encuentra en productos proteicos como la leche, carne, pescado, huevos, semillas, nueces y legumbres. Es muy interesante tomar este suplemento en situaciones que exijan un alto rendimiento cognitivo.
Bacopa monnieri Es una planta que favorece la relajación y el bienestar mental estimulando la actividad de los neurotransmisores y mejorando la disponibilidad de serotonina y dopamina.
Tomar L-citrulina o Ginkgo biloba puede ser también una excelente idea ya que contribuyen a mejorar la circulación sanguínea y la oxigenación cerebral.
En conclusión, para cuidar nuestra memoria y capacidad cognitiva, es fundamental seguir una alimentación saludable rica en vegetales, dormir las horas necesarias, hacer ejercicio y gestionar el estrés de forma adecuada.